25 noviembre, 2009

Vino el vino a la boca del poeta.

Hoy intentaré escribir sin llorar:

Me frustra. Creí haber tomado el buen camino y así lo dicta aún mi corazón, pero mi mente cada vez estira más de esta carga tan pesada. No quiero pensar qué sucederá cuando se rompa el cable.

Me siento como un viejo barco lastrado, como una imponente montaña en el horizonte con siempre la misma geografía, el mismo sabor y los mismos cambios. Parece que soy tan lo mismo que cuando los demás cambian me muestro decepcionado, que cuando ellos van a más yo me siento empequeñecido.

Quizá sea el momento de preguntarse si lo que hago está bien o está mal, igual no ha sido buena idea tomar como ley mi pensar, quizá me he vuelto a equivocar.

Equivocado no es mucho mejor que estar muerto, hay gente que muere por equivocaciones propias o ajenas. Me siento triste y, curiosamente esta vez, he encontrado las palabras más dulces, mi codiciado y astío conjuro...

Pero hoy esas palabras no adormecen mi pena cual vino la boca del poeta.

Ojalá a estas horas se pudiera cantar, tengo una nueva canción en mente y mañana la habré olvidado. Una noche entera de luto le voy a dar.

Buenas noches, y que no os fallen a ninguno.

Ricky